María López
María López Con discursos llenos de mensajes nacionales y una plaza de toros con multitud de banderas de Galicia, el candidato a la Xunta, Alfonso Rueda, y su antecesor y jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, se han agarrado al amuleto de Pontevedra, y sus más de 10.000 fieles, hasta 14.000 según el PP, para mantener su feudo.El gran mitin del PPdeG ante las elecciones gallegas ha tenido al expresidente Mariano Rajoy, también natural de Pontevedra, como maestro de ceremonias y ha dejado algún lapsus que demuestra que España vive en una campaña permanente, como el momento en el que Feijóo ha llamado a llenar las urnas el 18 de octubre.O cuando Rajoy ha dicho «no queremos que nos voten», para enseguida corregirse y aclarar que lo que no quieren es que les gobiernen el PSOE y los nacionalistas. La mayoría de los sondeos, salvo algunos como el del CIS, vaticinan que Rueda mantendrá la mayoría absoluta y por eso, sobre las arengas ha sobrevolado una advertencia: no hay que confiarse ni dar la batalla por ganada porque lo digan las encuestas porque se puede ganar y que después no dé la mayoría para gobernar. «Creedme, que algo sé», ha dicho Feijóo ante los suyos, tras lo vivido en las generales.Por el momento, el PP gallego ha hecho una demostración de fuerza llenando la plaza de toros de Pontevedra una vez más y como en cada campaña desde 2009, cuando Feijóo era el candidato. Aunque el actual líder del PP nacional ha admitido que el talismán tiene límites: hace presidentes a los candidatos a la Xunta, pero no lo logra la primera con la Moncloa, ni con Rajoy ni con él. Además, ha dado por hecho que el amuleto sí le servirá a la segunda. Sin embargo, la plaza todavía que tiene que probar que da suerte a Rueda, que se estrena como candidato. Este sábado todos los intervinientes se han conjurado para que así sea. «Evitar follones» ha sido de hecho la promesa electoral que ha dejado el presidente de la Xunta, en un acto en el que ha reivindicado que el modelo propio de Galicia es la normalidad, el «sentidiño» y la humildad de gente normal, «riquiña», que opone a la «política del descrédito» y el «ego» que atribuye a sus adversarios. El candidato a la Xunta ha defendido su estilo ante quienes piden que dé caña, defiendo que la caña «de verdad» hay que darla en las urnas, y cerrando así un mitin repleto de críticas al Gobierno. Las de Rajoy, que ha rechazado una amnistía que, a su juicio, «quiere que los que violaron la ley y la Constitución sean los buenos, y los jueces y fiscales y el Gobierno que aplicó el 155 sean los malos». Y que ha rechazado que en Galicia gobiernen «Otegi y Puigdemont» o «los amigos de Putin», que «hay que tener un par», ha apostillado. .Y también las de Feijóo, que ha sostenido que «Galicia no necesita más gobernantes como Sánchez y sus socios, no necesita a un Puigdemont con otro nombre» o ha acusado al líder del PSOE de «destrozar» su partido. Ante un público entregado, Feijóo ha dejado además una homilía: «Por una política en la que se pueda confiar, Alfonso Rueda. Por una tierra en la que no se divida en dos a su gente, Alfonso Rueda. Por una Galicia que siga su propio camino y no traiga problemas de otros lugares, Alfonso Rueda», ha exclamado.Los asistentes han coreado su oración, que elogiaba también la gestión responsable, o una defensa de una Galicia en unión e igualdad con el resto de España.En el inicio de la campaña, Feijóo ha confesado además sentir menos presión que en sus anteriores visitas a la plaza, cuando era candidato, aunque Galicia es su feudo y el líder de la oposición también se la juega en casa.
