Evangelio según san Mateo (8,1-4) y comentario de José María Calderón, director nacional de OMP
Primera LecturaLectura del segundo libro de los Reyes (25,1-12)El año noveno del reinado de Sedecías, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén con todo su ejército, acampó frente a ella y construyó torres de asalto alrededor. La ciudad quedó sitiada hasta el año once del reinado de Sedecías, el día noveno del mes cuarto. El hambre apretó en la ciudad, y no había pan para la población. Se abrió brecha en la ciudad, y los soldados huyeron de noche por la puerta entre las dos murallas, junto a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y se marcharon por el camino de la estepa. El ejército caldeo persiguió al rey; lo alcanzaron en la estepa de Jericó, mientras sus tropas se dispersaban abandonándolo. Apresaron al rey y se lo llevaron al rey de Babilonia, que estaba en Ribla, y lo procesó. A los hijos de Sedecías los hizo ajusticiar ante su vista; a Sedecias lo cegó, le echó cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia. El día primero del quinto mes, que corresponde al año diecinueve del reinado de Nabucodonosor en Babilonia, llegó a Jerusalén Nabusardán, jefe de la guardia, funcionario del rey de Babilonia. Incendió el templo, el palacio real y las casas de Jerusalén, y puso fuego a todos los palacios. El ejército caldeo, a las órdenes del jefe de la guardia, derribó las murallas que rodeaban a Jerusalén. Nabusardán, jefe de la guardia, se llevó cautivos al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de la plebe. De la clase baja dejó algunos como viñadores y hortelanos.SalmoSal 136,1-2.3.4-5.6R/. Que se me pegue la lengua al paladar sí no me acuerdo de tiJunto a los canales de Babilonianos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;en los sauces de sus orillascolgábamos nuestras cítaras. R/.Allí los que nos deportaronnos invitaban a cantar;nuestros opresores, a divertirlos:«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.¡Cómo cantar un cántico del Señoren tierra extranjera!Si me olvido de ti, Jerusalén,que se me paralice la mano derecha. R/.Que se me pegue la lengua al paladarsi no me acuerdo de ti,si no pongo a Jerusalénen la cumbre de mis alegrías. R/.EvangelioLectura del santo evangelio según san Mateo (8,1-4)En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.»Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio.»Y en seguida quedó limpio de la lepra.Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»
