En el deporte y el baloncesto no es una excepción, el resultado se impone a todo lo demás. Lo más valorado es ganar, incluso cuando se trata de un equipo humilde de la segunda categoría nacional, plagada de enormes presupuestos.
El Odilo Cartagena de Jordi Juste ha ganado al Gipuzkoa 81-73 en un partido intenso y por momentos loco, pero ha conseguido más. Ha alcanzado la duodécima victoria de la campaña, que suele otorgar la salvación virtual. Ocupa una plaza tranquila e ilusionante que se han ganado con esfuerzo, una marca de identidad y mucha ambición.
Eso es precisamente lo que ha fraguado el sentimiento de orgullo en sus aficionados y el respeto hasta cuando las cosas no salieron bien. Las tardes en el Palacio son emocionantes y emotivas, que no es lo mismo. Hoy no fue una excepción.
Como ambiciosos que son intentan ir limando errores, puliendo una forma de juego que gusta y da resultados y que en algunas jornadas implica un mal inicio. Esta vez fue con un 0-12 ante un rival muy correoso, muy necesitado y muy acertado en un primer parcial que terminó con 11-23.
Algún día no ocurrirá, pero el equipo vuelve a meterse en el encuentro y pelea por cada balón sin escatimar esfuerzo y empezando a sentirse más cómodo en la pista. Esa remontadas en algunos tramos épicas son espectaculares y poco a poco van poniendo la normalidad en la pista y en el electrónico.
Al descanso se llegaba con dos de desventaja (34-36) con el equipo en bloque rescatando al equipo, porque el Odilo tiene jugadores destacados en las diferentes facetas, pero es un hueso cuando trabajan en sintonía.
En el rival destacaba con sus 24 puntos Vrankic, pero en los de casa con más o menos puntos todos fueron aportando para hacer un tercer cuarto espectacular con más 10 (63-53). 21 hizo Ugochukwu y 11 Garuba con un brío especial en la consecución de la victoria.
Los de la Bella Easo no se rendieron y plantearon pelea, a pesar de haber alcanzado una diferencia de 16 y ajustaron el marcador, pero los de Juste se imponían por 81-73. Ahora queda un tramo muy especial de la temporada, porque tienen el reto sin presión de seguir queriendo más. Lo harán con la paz de saber que han hecho el trabajo, pero con la necesidad que muestran de seguir soñando.
