La sal de la tierra

La sal de la tierra

15/06/2023

La estampa sorprende. Cientos de personas con los pies en el barro, bajo la lluvia, rostros de negro azabache, reciben con cantos y danzas a un cardenal risueño, de rostro oriental. El lugar evoca alguna de las tragedias más terribles y menos conocidas de nuestro tiempo. Es Goma, la capital de la atormentada región de Kivu Norte, en la República Democrática del Congo. Cerca de allí, cuatro hermanos maristas españoles dieron su vida por defender a los inocentes en nombre de Jesús.El cardenal filipino Luis Antonio Tagle ha llegado a Goma en nombre del Papa Francisco, que en su viaje al Congo no pudo hacerse presente en este lugar de dolor debido a la inseguridad reinante. Acompañado del cardenal de Kinshasa, Fridolin Ambongo, ha celebrado la Misa y visitado la mina de cobre de Kolwezi y el campo de refugiados de Lushala, que alberga a 13.000 personas. Son refugiados que huyen de la violencia y también de la reciente erupción del volcán Nyiragongo.Para ellos debe ser inconcebible que alguien “importante” llegue para decirles que sí cuentan, que su vida vale. Tagle les ha dicho que el Papa ha sufrido por no poder estar allí, pero que tengan la seguridad de que están en su mente y en su corazón. No es lo más importante, pero el cardenal les ha hecho entrega, de parte de Francisco, de dos grandes depósitos de agua, un bien precioso para los agricultores. En la homilía les habla de la invitación de Jesús a ser «sal de la tierra y luz del mundo». «Quizás muchas personas encuentran la vida insípida, amarga y difícil de digerir aquí en Goma”, ha dicho el cardenal. “A través de nuestra compasión, del amor humilde y del servicio en nombre de Jesús, esperamos que muchas personas experimenten a Jesús y encuentren un nuevo significado o ‘sabor’ en sus vidas». Cada bautizado, cada familia, cada escuela, cada hospital, cada parroquia… están llamados a ser «sal de la tierra en Goma». Tagle no cuenta cuentos: en aquella tierra herida y ultrajada de tantas formas, Cristo presente a través de sus pobres discípulos es la sal y la luz que rescatan la vida.