El fiscal ve acreditado que los dos acusados de espiar a Roures cometieron los hechos
29/09/2023El Fiscal ha considerado acreditado que los dos acusados del supuesto espionaje informático al administrador de Mediapro, Jaume Roures, cometieron estos hechos de forma «concertada» y «planificada», así como un delito continuado de revelación de secretos entre los años 2009 y 2011.
El Fiscal ha considerado acreditado que los dos acusados del supuesto espionaje informático al administrador de Mediapro, Jaume Roures, cometieron estos hechos de forma «concertada» y «planificada», así como un delito continuado de revelación de secretos entre los años 2009 y 2011. El juicio oral contra un exresponsable del departamento de informática de Mediapro y para una persona relacionada con la empresa Bonus Sport Marketing (BSM), a los que el ministerio público acusa de haber espiado durante al menos tres años más de 11.500 correos electrónicos de Roures, ha terminado este viernes en el juzgado de lo Penal 20 de Barcelona con las conclusiones finales de las partes. En su informe final, el ministerio público ha asegurado que ambos acusados interceptaron más de 11.500 correos, el primero de ellos como «autor material» y el segundo en calidad de «inductor», después de que ambos «concertaran» espiar los correos de Roures de su dirección corporativa, unos hechos por los que se enfrentan a cuatro años de prisión. Según el fiscal, estos hechos acusatorios se sustentan tanto en los testimonios que han declarado a lo largo del juicio, como en la prueba pericial practicada. De esta manera, el ministerio público ha alegado que el exresponsable del departamento de informática de Mediapro tenía, dado su cargo, acceso y el control del sistema informático de la empresa para la que trabajaba en «exclusividad», por lo que fue quien instaló el servidor de Bonus en la compañía de Roures, con el objetivo de «captar esos más de 11.500 correos» y hacerlos llegar al segundo de los procesados. «Era inviable que otra persona instalara el servidor, por eso es clara la participación» de este acusado, ha subrayado el fiscal. Según el fiscal, el responsable de informática de Mediapro, accedió así «de manera sistemática» a la cuenta de correo corporativo de Roures, sin su consentimiento, e hizo una copia de aquellos mensajes. El informático remitía después las copias de esos correos al otro acusado, a quien interesaban los mensajes relacionados con la actividad empresarial de Mediapro, por dedicarse al mismo sector del marketing deportivo. Así, el ministerio público apunta a que el segundo de los acusados sería el «inductor» y el que «recepcionaba» los correos interceptados. El fiscal sostiene además que ambos acusados urdieron este espionaje de manera «concertada» y con una «dinámica planificadora», para lo cual utilizaron un «mecanismo más sofisticado» para que la interceptación de los correos no fuera detectada por Roures o por los sistemas de control interno de Mediapro. En cuanto a los atenuantes de dilaciones indebidas y reparación del daño que solicitan las defensas, el ministerio público ha delegado la interpretación de los mismos en la magistrada. En la sesión de este viernes del juicio ha declarado también el segundo de los acusados -el primero lo hizo durante la primera jornada-, quien ha negado los hechos. «Es totalmente falso» que haya espiado a Roures, ha testificado en la vista oral. Roures -que ejerce de acusación particular en la causa- afirmó en la primera sesión del juicio que los correos electrónicos sustraídos contenían información que iba desde el concurso de acreedores que la empresa afrontaba cuando sucedieron los hechos, al menos entre 2009 y 2011, a «lo que se conoció en su momento como la llamada guerra del fútbol». Inicialmente, Mediapro se querelló también por el supuesto espionaje contra el expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell -quien había sido el propietario de BSM-, al considerar que guardaba relación con la sustracción de correos electrónicos, aunque el juzgado que investigó el caso archivó la causa contra él, decisión que luego avaló la Audiencia de Barcelona. EFE sg/mg/jdm
