by asjuva
¿Cómo detectar y curar la falsa ciática?
El nervio ciático es el más largo y más ancho del cuerpo humano. Atraviesa diferentes estructuras en nuestro cuerpo entre las que se encuentra el músculo piramidal o piriforme a nivel de la pelvis. Por lo que debido a una comprensión del nervio ciático en esta parte del cuerpo conocemos la falsa ciática, también llamada ciática por síndrome piramidal o pseudociática.
Músculo piriforme o piramidal
El piriforme o piramidal es un músculo pequeño con forma de triángulo que se encuentra en una zona profunda de la cadera, por debajo del glúteo. Es un músculo que por lo general tiende a la hipertrofia y el endurecimiento, por lo que puede desencadenar el síndrome del piramidal o falsa ciática.
A pesar del pequeño tamaño del piriforme, el músculo tiene una importancia vital en los corredores. Y es que correr, sobre todo en terrenos irregulares, produce mucha tensión en la columna que llega también a la cadera y las piernas. Esta tensión es la que puede sobrecargar el hueso sacro y bloquear la articulación produciendo dolor en este músculo y una posible falsa ciática.
Síntomas y causas de la falsa ciática o síndrome del piramidal
El mayor problema en la detección de este síndrome es, sin duda, la falta de conocimiento sobre la enfermedad. Y es que este síndrome se confunde muy a menudo con la ciática lumbar.
Se llama falsa ciática, por tanto, porque produce los mismos síntomas que la ciática pero no está causado por el nervio ciático a la altura de la columna vertebral.
Causas
Escoliosis o dismetría anatómica de miembros inferiores.
Mala praxis deportiva: no respetar tiempos de descanso o realizar actividades de impacto en suelos duros.
Disfunciones pélvicas.
Operaciones quirúrgicas en la región abdominal o cadera.
Disfunciones en la esfera ginecológica/urinaria.
Síntomas
Los principales síntomas de la falsa ciática o el síndrome del piramidal son:
Fuerte dolor en los glúteos y posible dolor en la ingle, el abdomen y la cara interna del muslo.
Dolor irradiado en la parte posterior de la pierna hasta la rodilla y en algunos casos hasta el pie.
Hormigueo o entumecimiento de la parte posterior de la pierna.
Cuando el dolor es muy fuerte puede provocar una dificultad a la hora de caminar.
Los dolores pueden agravarse al estar sentados mucho tiempo o al subir cuestas o escaleras

Tratamiento síndrome piramidal
El objetivo del tratamiento debe ser eliminar las causas que favorecen el espasmo muscular. Hay que explicar al paciente cómo evitar su contractura en el desarrollo de actividad física, en el trabajo, y en cualquier actividad que pensemos que puede ser la causa de la sobrecarga del músculo piramidal, o bien, que perpetúe su espasmo.
Por otro lado, y fundamental en el tratamiento, es relajar el músculo piramidal. Para ello debemos:
Tratar la contractura muscular con técnicas no invasivas de presión de los puntos gatillo miofasciales. Y en el caso de ser necesario, de forma invasiva con punción seca.
Masaje de descarga y con trazos neuromusculares en las bandas tensas musculares.
Revisar el resto de musculatura adyacente y de función agonista por un posible espasmo de coactivación (glúteos, musculatura pelvitrocantérea, isquiotibiales).
Estiramientos de forma pasiva, asistida y/o activa en consulta del músculo piramidal y musculatura afectada.
Enseñar ejercicios para casa de forma precisa, específica y pautada.
Revisar las estructuras óseas donde se inserta el músculo. Ya que por afectación de su movilidad y biomecánica pueden causar tensiones en el músculo. Por ello, hay que revisar sacro, iliacos, fémur y de forma global todo el eje de postura del paciente.
Hay ocasiones en las que personas con esta sintomatología se han operado de una hernia, y tras la operación seguían teniendo los mismos síntomas. ¿Y eso como puede ser? Esto se debe a que en muchas ocasiones tenemos hernias que no nos provocan dolor, pero al hacernos la resonancia nos ven la hernia en L4-L5 y como los síntomas son muy parecidos, puede confundirse.
Tendemos a pensar, que un dolor tan intenso no puede deberse a una contractura, como nos dicen nuestros pacientes, «me duele tanto que debo tener algo roto». En cambio, al ver que su dolor va desapareciendo después después de tratar su músculo piramidal, se quedan asombrados.
